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martes, 15 de noviembre de 2011

Caminando





Caminaba por la oscuridad de las calles, sin rumbo, sin destino. Caminaba y era la soledad que como sombra acompañaba cada uno de mis lentos pasos. Mis gritos silenciosos por compañía se perdían en la inmensidad de la ciudad, esperando que las ninfas del destino los oyeran y pudieran responder a mis tristes deseos.

Caminando, a lo lejos te vi… tu sonrisa angelical ilumino mi rostro y mientras mis pensamientos vagaban en la infinidad de tu belleza pasaste junto a mí, tus pies como amantes egoístas no permitieron que te detuvieras junto a mí. Mi corazón latía aceleradamente y mis manos nerviosas tratan de hallar calma, pero tu presencia diluía mis resoluciones. Fue la sensación mágica de que había encontrado el otro ser que me complementaria pero mis miedos y dudas no me permitían reaccionar.

Al final, tus sinuosos pasos te internaron en la oscuridad de la noche y mientras volteaba mi mirada te perdiste entre las sombras de mis dudas y miedos. Parado en el medio de la nada, me quede con el dulce de tu recuerdo y con la amargura de tu vacio. Ahora, siempre camino por la misma calle, a la misma hora, esperando que el absurdo destino me permita verte de nuevo y esta vez nunca perderte.

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