Han pasado los días, las noches, los meses y el año. El tiempo ha
transcurrido sin vacilar por el caminar de nuestros pasos. Nos hemos abstraído
de nuestros pensamientos bajo el caminar vertiginoso del dia a dia. Es momento
de detenernos, de sentarnos en la banqueta de aquel olvidado parque. Y sobre la
tenue luz de la memoria, recordar con detalle nuestro actuar durante este
tiempo.
Atesorar en los mas profundo de nuestro corazón las sonrisas que
olvidamos bajo los problemas, los abrazos que calentaron nuestras frías almas,
los amigos que hicieron llano nuestro caminar, nuestra familia que apoyo las decisiones alocadas de nuestro corazón. Es momento de dejar detrás de nuestros pasos los problemas que
cargaron nuestras almas, las tristezas que rasgaron nuestro corazón, las
discusiones sin sentido que nos llenaron de razones vanas, las lejanías frías
que oscurecieron de tristeza nuestros corazones, del actuar tibio que nos alejo
de nuestras metas, de los sentimientos que corroyeron nuestros mas hermosos
sentimientos.
Es momento de abrazar a nuestro amigo, a nuestra pareja, a nuestra
amigo, al simple extraño que esta a nuestra derecha y abrigar con fuerza las
esperanzas de nuestros diluido espíritu. Es momento de pasar menos noches en la
frialdad de nuestra oficinas y mas en el calor de nuestra mesa. Es momento de
que nuestros sueños vuelven con las misma libertad de las golondrinas en otoño,
que dejemos correr desbocadamente nuestro amor como los caballos en la
llanura, que miremos cada amanecer como el ultimo y cada anochecer como una
oportunidad. Que seamos mas nosotros mismo y menos la imagen trastornada de
nuestro espejo. Que escuchemos con mas atención el latir lento pero profundo de
nuestro corazón, eso simplemente les desea un poeta solitario.
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