Algunas veces medito inconscientemente en
las razones por las cuales escribo, analizando las respuestas obtenidas de la
lectura de mis escritos. Hace poco alguien cuestionaba los sentimientos
albergados en las letras que escribo, y me hizo reflexionar en el real sentido
de lo que escribimos en las noches oscuras.
Me sumergí en el fondo de mi mente para
hallar el porque de las escrituras y me halle frente un mundo inimaginable que
contiene nuestro interior, la fuerza que emana de las razones llevadas por los
vientos místicos. La libertad eterna de nuestros sentimientos, libertad coartada por los ojos ajenos de la
sociedad creyentes de perfección ajena suficiente para erguirse como jueces de
los demás. Aquella expresión sublime de lo real que nos conmueve, nos duele,
nos apasiona, de aquello que llena los rincones oscuros de nuestras almas y que
simplemente tememos que los demás vean por que no sabemos cuanto seremos
juzgados.
Simplemente deseamos expresar lo
interior, aquellas cosas que un día nos hicieron reír, aquellos ojos gitanos
que nos robaron nuestro corazón, aquellos días lluviosos durante los cuales
lloramos. A veces simplemente queremos expresar en palabras aquello que callan
nuestros ojos. Simplemente deseamos que los demás nos vean con los ojos humanos
que ellos también tienen. Simplemente no queremos juzgar a nadie, buscar
culpables, simplemente decir lo que sentimos.
Al final, es decisión propia ejercer la
libertad que albergan los corceles al correr por las llanuras infinitas de la
existencia, es decisión personal e intransferible distinguir nuestros pasos del
camino. Al final, serán las palabras que expresemos el reflejo exacto de
nuestra alma, que nuestro caminar siga el valor inquebrantable de las notas de
aquellas guitarras improvisando al paso de las bailaodoras. En consonancia con
el latir del corazón, continuare escribiendo de la misma forma que el primer día,
en la oscuridad de mi habitación, dejando que mis manos sean el puente perfecto
entre mis manos y mi corazón, acallando la razón y silenciando mi conciencia, no
permitiendo que nada coarte ni determine que escribir, siendo como hasta el
momento, un poeta solitario.
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