Te observo detenidamente mientras lees
aquel libro de maravillosa prosa como tu belleza. Te observo, mientras tu mente
divaga por los países embrujados de los autores que alimentan tu biblioteca.
Mientras alrededor todos divagamos entre la tecnología que absorbe nuestras
mentes y nos aleja de la conciencia de nuestro mundo, tu alimentas sin satisfacción tu mente con las ansias de la leche materna.
Te observo desde la distancia segura para
que mis sentimientos no se involucren, detenidamente analizo cada uno de los
rizos dorados que nacen debajo de aquel sombrero que oculta tu mente insaciable
de conocimiento. Me inquieto sobre cuantas maravillas guardas en aquella mochila tejida a mano, cuantos mundos y dimensiones desconocidas aguardan a
aquel que urge en ella. Cuantas fogatas nocturnas acompañaras con tus convicciones expresadas sin temor a titubear.
Entiendo los lineamientos claros de tus
principios expresados en aquella camiseta en pro del medio ambiente, mientras
tus tenis ocultan la libertad de tus pies al caminar y que han recorrido paisajes insospechados. Te observo mientras paso desapercibido a tu ser, sin que sospeches
que eres la inspiración para esta prosa insípida que trata de retratarte. Te
observo, mientras los demás observamos lo banal de nuestras pantallas, tu
captas el mensaje escondido en el lenguaje antiguo del universo.
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