Estoy sentando en la soledad de mi tristeza. El velo de tu orgullo y tus creencias no te permiten verme. Son los paradigmas de esta sociedad y de quienes te rodean quienes como carceleros confinaron mis sentimientos hacia ti.
Es el reflejo de tu sombra la que mantiene alegre mi corazón. Desde lejos admiro tu belleza que ilumina como lucero por dónde vas, suspiro por amarte y no tenerte. Es tu sonrisa la que aleja los nubarrones de desazón y aflicción que asolan mi mente y corazón. Aprendí a amar tus palabras y tus gestos ante lo esquivo de tus labios y tus manos. Son tus ojos traviesos que persigo para verlos fijamente y recordar lo hermoso que es un atardecer sentado en la playa.
Aprendí a conocerte sin hablarte, a amarte sin tocarte. Aprendí cual era tu color favorito, que fragancias te enloquecía, cual música te transportaba a mundos infinitos. Aprendí desde la lejanía de mi soledad. Estoy sentado… esperando que mires hacia este lugar porque no quiero seguir adelante, no quiero buscar nuevas direcciones, no quiero intentarlo en otro lugar. Porque es en tu amor en el que quiero embriagarme. Sentado… espero un milagro… el milagro que me ames.




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